lunes, 5 de marzo de 2012

Te fuiste sin más

Arropo el alma en el lecho de tu muerte.
Querrías que todos tus cuidados por mí me tuvieran viva.

No será para siempre.

Fuiste el vientre que me tuvo en camino.
Has sido el ser que más me ha querido en este mundo.

¿Cómo seguir sin poder verte?

¿Cómo?

El Universo es pequeño sin ti.

Inmenso mi pensamiento, que no logra abarcar tu recuerdo.

Sólo puedo tantearte en palabras, para recordarte.

Te has ido, y contigo se ha desmoronado el mundo en que habito.

Todo es mentira. Dijiste.

Lo es.

Nos inventamos.

Pero ahora ha desaparecido la mayor parte de nuestro invento.

Es para siempre.
Eso no me cabe.
No tengo capacidad para comprender que no estás. Aunque lo sé.

Me he desconchado.
He perdido el sentido de mi caminar.

No puedo ir de tu mano.

Una pequeña fotografía de tu vientre abultado con mi promesa, me viene.

Una mirada confiada, en esa fotografía que me saluda cada día.
La que me diste el día que te la hicieron.
Fuimos a renovar el carné de identidad.
Nos hicieron las fotografías más hermosas. Nuestras miradas se encontraban.

Suerte que tuvimos esa oportunidad.

Con ellas enzarzo nuestra memoria de muchos de nuestros momentos.

Empiezo a dejar atrás los días de hospital. De ellos quedarán rastros en mis escritos, aunque no los sepa descifrar.

A mis sueños no vienes.
Es porque te espero en la noche.
Me cuesta dormir.
Pasan las horas hasta que caigo rendida y duermo.
Amanezco y pienso que no te tengo.

No consigo hacerme a la idea.

Es como si pudieras volver.

¡Qué idea!

Aunque tus trabajos y sacrificios fueron muchos, no lamentes tu final.

La muerte tiene esas cosas.
Se aproxima bajo infinidad de maneras.
Nunca sabemos como la afrontaremos.

Es de desear que ese trance se acabe cuanto antes.

Pienso en la mía.
¿Cuándo seré capaz de cerrar el ciclo?
¿Me agarraré con uñas y dientes?
¿Tendré voluntad para actuar?
¿Serán otros los que decidirán?

Hace tiempo que supe que cuando caemos en manos de la sanidad, dejamos de ser dueños de nuestros pasos siguientes.

Necesitar sus cuidados y tratamientos nos deja sin recursos propios.

Depender es algo que llevaste mal.

¿Cómo me sentiré cuando me toque?

¿Tendré esperanza y esperaré salir una vez más?

Sabías que terminabas.
Era difícil serenarte.
Era imposible liberarte.

Suerte que te fuiste antes de quedar atrapada en la tela de araña de la inmobilidad.

Un día dormiste.

Temí que quedaras allí pegada como la mosca.

Coma metabólico dijeron.
Que ventilabas.

El oxígeno fue descendiendo.

Te fuiste sin más.

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