viernes, 6 de enero de 2012

Noche de reyes


Noche de reyes, el viento sopla.
Dejo a mamá en buenas manos, y tomo la calle empujada o frenada, según la orientación de mis pasos.
Me paro en un cruce de calles que parece insalvable. Tomo arranque y salgo de ese trance.
Hojas amontonadas en el hueco de un coche no aparcado.
Sigo a delante.
Cruzo las vías muertas de lo que en otro tiempo fue paso a la frontera para emigrantes.
Mis padres casi marcharon.
No lo hicieron porque mi corazón latía en el vientre de esa mujer que hoy me duele.
Unas Navidades de sala de hospital y asiento precario.
Papá en casa la espera.
Nunca pasaron tanto tiempo separados.
Esperanza es el deseo de esta noche de reyes pasada.
Que nos la salve para más tiempo.
Siempre es pronto para el adiós definitivo.
Iré a su lado dentro de un rato.
Nos vamos turnando.
Su corazón roto necesita apaño.
No han dado con la solución que la libere de esas cuatro paredes.
Ayer cansada quería verse en casa.
¡Ánimo!
Salvamos el escollo.
Hora tras hora. Tiempo que allí se alarga.
Mi corazón tiene un latido en su vientre.
Allí se alojó.

1 comentario:

Emilio Porta dijo...

El duro proceso de la vida va siempre ajeno a nuestro deseo de permanecer. Tempus fugit, Anna. Pero lo importante - ojala ella esté más tiempo y esté bien - es saber si siente que su vida ha merecido la penaa. Si la memoria pesa lo suficiente como para estar en paz. El duro trance de irse...supongo que lo pasaremos todos alguna vez. Mientras os envío toda la energía para intentar salir adelante.