jueves, 26 de enero de 2012

Alerta

He despertado pensando en ella.
No consigo centrar mi mundo en este estado de alerta.
Ayer, cuando llamé al Hospital, dormía.
Al empezar este día mi pensamiento ha ido a ese lecho lejano que quisiera alcanzar.
Espero el momento adecuado para saber más.
Su mente quebrada y el dolor, les llevó a calmarla.
Si fue un descanso reparador, será buena nueva.
Si fue un paso más al retroceso en el proceso de cura, nos rompemos.
La duda me tiene en vilo, pero debo esperar.
Este estado de alerta me quema.
Dejarlo todo es descuidarme.
Eso me retiene.
Hay quienes la tienen a su cuidado.
Mañana iré a su lado.
Seguirla desde la distancia es parte de mi supervivencia.
Vamos quemando etapas.
No sé cuantas.
Una anciana puede estar en ese estado durante mucho tiempo.
Si sale de ésta, tendrá que adaptarse a su nueva limitación.
Herida, su mente confunde la realidad.
Es su realidad que no diferencia.
Argumentarle no es algo que admita.
Recuerdo una conversación con mi difunta tía Emilia.
Pienso que mamá está en ese momento.
Son cuerpos que atrapan la mente.
Cuerpos que se van agotando con la mirada de una mente despierta que pierde las ganas de vivir por agotamiento.
Sin la medicina no se puede seguir a delante.
Con ella la mente sufre por los límites que encarcelan un cuerpo que pierde su capacidad de subsistencia, pero que se mantiene con esa química que alarga una vida que no se sostiene.
Se quiere curar, pero sufre el desengaño y su mente la lleva por callejones oscuros de desolación.
Se sabe querida y eso la anima a luchar.
Es esa lucha la que consigue que alargue su mano y siga.
¿Cómo?
¿Cuándo?
¿Abandonará?
No quiere dejar sólo a papá.
En el momento que claudique, sentirá que la fuerza del allá la arrastra para siempre jamás.

miércoles, 25 de enero de 2012

Sense



Duermo el silencio opaco de mis huecos vacíos.

Aún no te has ido, pero tu mente desvaría, dejándome huérfana de tu cordura y sonrisa.

Mis gorjeos te son molestos.
Me haces callar.
Me hieres inconsciente.

Ando a la deriva en una nave desvencijada.

martes, 24 de enero de 2012

Se me rompen las entrañas

He hablado con ella.
A su pregunta sobre cuando voy, le he dicho que el fin de semana, pero algo se me ha abierto.
La veo distinta.
Está rota.
Está herida.
Un abismo que la arrastra.

He escrito (en un papel):

Abismo que debo afrontar.
Me siento en malestar.
Me cuesta ordenar ideas.

lunes, 23 de enero de 2012

Que esta vida es...

Que esta vida es un juego del que no tenemos las cartas ni otras piezas semejantes.
Las estoy pasando mal.
Sufro con el sufrir familiar.
Mamá parece que sale de ésta.
Marché a su lado pensando que no tendría más oportunidades, pero ahora regreso con esperanza.
Temo el tajo del corte que me caerá encima cuando sea definitivo su adiós.
Entonces, confiada, me habré asentado en ese estado de continuidad que nos hace pensar que mañana es previsible.
Mi pobre cuerpo serrano no soporta tanta presión.
He regresado a mi casa y he notado que mi cuerpo estaba agotado y mi alma casi ausente.
Este medio es parte del aire que respiro. Por ello vengo a la pantalla a dejar huella de mi estado de ánimo.
Es posible que mañana vuelva a su lado.
Separarme de su lado ha sido un desgarro.

lunes, 16 de enero de 2012

Presagios

Presagios en la noche.
La banda al pasar va descolgando notas del cielo.

Anochece en mi soledad.
Nunca tan profunda y dolorosa.

Ahora la parca se acerca al ser que me dio la vida cobijándome en su vientre y arropando mis miedos.

Espero que en su último suspiro la música amanse su consciencia del fin.

viernes, 13 de enero de 2012

Vivir

Escuchamos y leemos noticias que descuentan esperanza y alegrías.
Vivir a su pesar y continuar.
No ceder al desánimo y transitar con el temple en afirmativo.

Este proceso en movimiento tiene factores individuales y de grupo.
En lo grupal están mal dadas.
Ha habido abuso de poder y excesos de cierto sector que afecta a todos en general.
Las noticias pregonan sobre ello.
Reacciones que se pregonan, no sé bien con que intención.
Es la prensa del horror.
El amor es nuestro recurso.
No debemos caer en la disolución.
De él nacerá la solidaridad.
De él la energía para bracear y mantenerse a flote.
Si en el entorno que se tuvo hasta el momento, no es posible seguir, será cuestión de ponerse en movimiento y buscarse la vida en otras circunstancias.
Entre todos podemos.
Dejemos de alimentar a quienes nos avasallan.

Cuando estaba en el vientre de mi madre, ella y mi padre pensaban marchar a otra ciudad o al extranjero para buscarse la vida.
Al constatar mi presencia decidieron hacerle frente a la vida y no moverse.
Pasaron por todas. Salieron a delante.
Lucharon a brazo partido con decisión y ánimo.

Nos hemos vuelto una sociedad que derrocha recursos y productos.
Toca poner coto al propio uso de la energía y tomar decisiones de supervivencia.

En tu lugar, no sé que haría, pero sí en el mío.
Cada cual se aplique su propio destino, tomando el mando y no dejando eso en manos de otros.
De nada vale lamentarse y quedarse quietos.
Pasar a la acción que nos saque del barro en que nos dejamos meter por mercantes que ven en nosotros productores y consumidores.
Dejemos de alimentar la bestia que nos engulle.

lunes, 9 de enero de 2012

Reconocerse


Atravesamos muros, deshojando calendarios mes a mes.
Escuchamos ecos asistentes al testimonio de nuestro paso.
Estamos ocultos a los ojos que no orientan su alma hacía nosotros, pasando de largo sin parar cuenta en nuestra presencia, obviando un gesto necesario para conformar el sentir de lo humano.
Es posible que este tiempo nos haya dado casas mejores, a los que las disfrutamos, y recursos que nos hacen más placentera la vida, pero hemos perdido ese gesto y mirada de reconocimiento.
Así la soledad, cadalso de la mayor parte, que en la noche cierra su puerta sin tener a nadie a quien dar las buenas noches, y en el despertar los buenos días.
Seres que arrastran sus pies en el nuevo amanecer de días similares.
Deberíamos celebrar el nuevo día en cada uno de ellos, abriendo las ventanas al mundo que nos rodea.
Saludando a aquellos y aquellas que se cruzan en nuestro camino.
La masificación hace que cruzarnos unos con otros, indistintamente, limite nuestra capacidad de reconocimiento y sorpresa.
Realmente, querer saber del otro o la otra.
Escucharle, cuando quiere explicarse sobre sus cosas.
Que no se las coma a solas.
Reconocerse como similares. Habitantes de un tiempo y lugar.
Todos abocados a un final.

viernes, 6 de enero de 2012

Noche de reyes


Noche de reyes, el viento sopla.
Dejo a mamá en buenas manos, y tomo la calle empujada o frenada, según la orientación de mis pasos.
Me paro en un cruce de calles que parece insalvable. Tomo arranque y salgo de ese trance.
Hojas amontonadas en el hueco de un coche no aparcado.
Sigo a delante.
Cruzo las vías muertas de lo que en otro tiempo fue paso a la frontera para emigrantes.
Mis padres casi marcharon.
No lo hicieron porque mi corazón latía en el vientre de esa mujer que hoy me duele.
Unas Navidades de sala de hospital y asiento precario.
Papá en casa la espera.
Nunca pasaron tanto tiempo separados.
Esperanza es el deseo de esta noche de reyes pasada.
Que nos la salve para más tiempo.
Siempre es pronto para el adiós definitivo.
Iré a su lado dentro de un rato.
Nos vamos turnando.
Su corazón roto necesita apaño.
No han dado con la solución que la libere de esas cuatro paredes.
Ayer cansada quería verse en casa.
¡Ánimo!
Salvamos el escollo.
Hora tras hora. Tiempo que allí se alarga.
Mi corazón tiene un latido en su vientre.
Allí se alojó.